Los primeros días del año, entramos en un listado, a veces excesivo, de regalos para familiares y amigos, para unas personas con más ilusión y ganas que para otras.

Finalmente todas, tendrán nuestro regalo. Parece que vendedores y compradores entren en una curva de alta velocidad.

Si la última noche de festividad navideña, salimos a pasear por las calles, ya podemos ver los primeros carteles de Rebajas.

El mismo producto por menos dinero, nos coloca de nuevo en la casilla de salida de la autopista del consumo, más impulsivo que consciente.

Esta dinámica de consumo de los objetos, la hemos trasladado magistralmente a nuestras relaciones personales, como bien expone el sociólogo Zygmunt Bauman en sus postulados de Sociedad Líquida.

La tecnología actual, ha sido una impulsora indiscutible en este proceso, a veces, como una gran aliada, otras, como un regalo envenenado.

LAS CARACTERÍSTICAS QUE LE PEDIMOS A LOS OBJETOS, AHORA ¿TAMBIÉN SE LA PEDIMOS A LAS PERSONAS?

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