Elaborar un nuevo reto, ya sea personal o laboral, y convertirlo en objetivo es un proceso emocional impulsado por la motivación. La socióloga Alicia Aradilla, experta en neurolingüística y autora de “Las palabras que nos habitan”, nos recomienda distinguir entre propósitos y objetivos: “Un propósito sería ser feliz y un objetivo sería qué cosas quiero que estén en mi vida y que para mí son un indicador de felicidad”.
Por otra parte, los expertos distinguen dos tipos de motivación: la extrínseca y la intrínseca. La primera surge del entorno de la persona, son acciones que llevamos a cabo porque hay una recompensa, que puede ser el dinero, pero también puede ser el refuerzo positivo en los niños. La segunda, la motivación intrínseca, surge de la propia persona: por ejemplo, estudiar para aprender o practicar ejercicio para sentirse bien.