En junio llegan las vacaciones escolares con la consiguiente mayor logística para los padres, ¿cómo es el proceso mental y emocional de los padres? Alicia Aradilla nos lo cuenta.

La primera reacción mental es la pregunta “¿Qué hago?” Aunque la mente rápidamente pasa la siguiente pregunta “¿Cómo lo hago?”.

Así comienza una estructura de pensamientos enlazados enfocados a la logística. La diferencia entre las vacaciones escolares y las laborales, es abismal. Esto supone poner en marcha toda una maquinaria familiar, que en consecuencia afecta a la vida de pareja. Los padres concentran la mayor parte de sus energías en esta responsabilidad dejando a un lado la atención a la pareja.

El sentimiento de los padres va transformándose cada verano, según los hijos crecen, pues las circunstancias cambian, desde las edades más tempranas centradas en el gran presupuesto que significan canguros, campamentos o estancias en el extranjero, hasta la edad adolescente, en la que los hijos comienzan a reclamar sus propios planes, La distancia entre los planes propuestos por hijos y padres suele ser enorme. La sensación de distancia emocional, la rebeldía y control que sugiere la adolescencia acentúa un estado emocional poco útil para llegar a soluciones. Un estado emocional agradable como padres, creará una mente logística más poderosa.

¿Cómo hacer para que exista un estado emocional motivador como padres y que a la vez cuide a la pareja?

Bajar la intensidad: Sugiero bajar la intensidad del rol de papás organizadores y reconectar con la esencia de la paternidad. Aquella que nos resalta otras maneras de verlo, y por tanto, de sentirlo, como por ejemplo, que nuestros hijos disfruten de un diseño de calendario que les permita conectar con su esencia de ser lo que son.
Tiempo para vivir y escuchar: Cuando conectamos con la libertad de horarios que suponen las vacaciones escolares, sentimos que nuestros hijos, tienen aquello que merecen: la vida.
Aunque es evidente que una buena logística aporta tranquilidad a los padres y orden al sistema familiar, es imprescindible que, en paralelo, la pareja se cuide. En el caso de nuevos modelos familiares creados a partir de dos familias, aparecen nuevos roles como padres: padres biológicos y padres sociales, las logísticas se complican aún un poco más y la pareja, requiere aún más, ser considerada y cuidada, ya que es más fácil sentirse erosionado emocionalmente por el día a día. Así cuando llegue el periodo en que hijos y padres pueden coincidir en vacaciones, estas sean para construir y crear mejores vínculos, y no para sanar las tensiones del resto del año.

Fácil de razonar, pero algo más difícil de aplicar ¿Qué pequeños pasos pueden ayudarnos?
Conectar con las oportunidades de desarrollo personal que suponen para nuestros hijos las vacaciones escolares.
Auto recordarnos que deseamos su felicidad y las vacaciones pueden ser un buen momento para ello, ya que a veces, en periodos escolares van sobrecargados de tareas.
Cuidar y mantener la pareja. Paradójicamente, lo más importante no es siempre el tiempo. En la mayoría de familias, precisamente en vacaciones escolares, hay menos tiempo, también es importante, la predisposición y la actitud.

¿Cómo mantener activa la predisposición y la actitud?

Una mirada cómplice, o simplemente mirarse a los ojos por unos 30 segundos (suficiente para conectar); una sonrisa que diluya los momentos más estresantes; un pequeño ritual en momentos de soledad, por ejemplo, antes de ir a descansar, proponerse 5 minutos de charla, de cualquier tema que no esté relacionado con los hijos (ya ocuparon la mayor parte del día) sino con la pareja “¿Cómo fue tu día? ¿Cómo te sientes?”

Y uno de los secretos a voces, de mantener la pareja es un abrazo largo y sobre todo, silencioso, dejando las palabras a un lado, para permitirse sólo sentir. Un abrazo diario es la dosis mínima.

Algunas teorías neurológicas proponen que una persona para sentirse emocionalmente plena, necesita 5 abrazos al día. Es curioso porque a veces, nos parece demasiado entre adultos, sin embargo lo hacemos con los hijos, a los que abrazamos a cualquier oportunidad.

Trasladarlo al mundo de la pareja es sinónimo de cuidarla y potenciarla.

Las vacaciones escolares hacen mucho más compleja la logística familiar y a la vez son una gran oportunidad para los padres para poner atención en la pareja y fortalecerla.

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